Los asesinos seriales suelen tener de veinte a treinta años, son varones blancos, heterosexuales que son sexualmente disfuncionales y con la autoestima baja. Sus alborotos metódicos casi siempre son sexuales en su naturaleza.
Sus matanzas normalmente son parte de una fantasía detallada que los lleva a un clímax en el momento de su arranque asesino. Los asesinos seriales generalmente matan a extraños con períodos de tranquilidad entre cada crimen. Muchos disfrutan de la sodomía (penetración anal), el canibalismo (comer carne humana), la necrofilia (tener sexo con cadáveres) o la pedofilia (sexo con niños) y conservan como trofeos las partes del cuerpo, como muestra de la evolución de su trabajo.
Estos psicópatas son sádicos por naturaleza. Algunos vuelven a las escenas del crimen o a las tumbas de sus víctimas para fantasear sobre sus hechos. A muchos les gusta interiorizarse en la investigación de sus crímenes y algunos se divierten mofándose de las autoridades a través de mensajes y cartas o pedazos de evidencia cuidadosamente dejados.
En su mayoría se interesan por las mujeres y niños de su misma raza. Las prostitutas, peatones y conductores estacionados son las víctimas elegidas. A algunos asesinos homosexuales les gusta atrapar adolescentes y gays. Los asesinos seriales hembras tienden a ser "viudas negras" que matan una sucesión de maridos, amantes, u otros miembros de la familia. Ellos también pueden ser enfermeras u otros profesionales médicos que se vuelven "Ángeles autoelegidos de la Muerte" que asesinan a bebés, a gente mayor, o a enfermos terminales en un esfuerzo para liberarlos de su sufrimiento.
La mayoría de los asesinos seriales creció en familias violentas. De pequeños les gustaba torturar animales, o provocar pequeños incendios, y en muchos casos sufrían de enuresis. Como adultos, algún que otro serial tiene algún tipo de daño cerebral y se entrega al alcohol y/o drogas.
Las muertes son esporádicas y separadas por un período variable, a veces años, y continuará hasta que el asesino sea capturado o muerto. Su crimen tiende a ser de a una víctima a la vez. Aunque ha habido casos donde un asesino ha matado a más de uno en un solo incidente. No hay ninguna (o muy poca) conexión entre el perpetrador y la víctima. Aunque puede haber un "patrón" o "rasgo de la víctima", los asesinatos individuales dentro de una serie raramente muestran una claridad definida del motivo racional.
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